Posts Tagged: Cuentos simeonisticos

Cuento simeonístico: Laffit el trébol

En un jardín bien común, nació un trébol de cuatro hojas. Él escogió su propio nombre, Laffit, porque la doble F sonaba bonito. A Laffit le gustaba pasear en el convento de monjas blancas, y un día, en uno de sus paseos, comenzó a llover torrencialmente. Un hongo que pasaba por ahí le ofreció refugio. Gracias a la lluvia, Laffit hizo un nuevo amigo, el hongo Buenaonda. Laffit llevaba una vida tranquila, hasta que al lado de su terreno se mudó Pascual, la pascua, quien molestaba a Laffit echándole polvo. El trebolito tuvo que mudarse con Buenaonda. Buenaonda quiso ayudar a Laffit y le sugirió usar la violencia, pero Laffit era pacifista y se rehusó. Sin embargo, semanas más tarde, Laffit llegó donde Pascual. Se veía musculoso, era evidente que había entrenado mucho… …y dio vuelta a la maceta de Pascual en un dos por cuatro. Al voltearse, la maceta se quebró y en el suelo quedaron trocitos de barro. Laffit regresó con su amigo Buenaonda a contarle de su triunfo y que podría volver a casa. También le agradeció haberle enseñado a defenderse. Poco después, llegaron nuevos vecinos al terreno de Laffit. Eran un clan de centavitos, y él fue adoptado como parte de la familia. Uno de estos centavitos le informó a Laffit que ser un trébol y tener cuatro hojas era considerado señal de buena suerte. Pero Laffit no tuvo tiempo de gozar su buena suerte porque lo aplastó un zapato derecho, talla ocho casual. FIN. Patrocinio La Vaquita.

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El cuento de Esparadrapo

Esparadrapo era un pulpo que vivía en el fondo de una laguna. Este chero iba todas las noches a una escuela nocturna en la que trabajaba como jardinero. Ahorraba todo lo que podía para cumplir el sueño de su vida: convertirse en juez de paz. Una vez que fue al banco a revisar su estado de cuenta, se llevó una grata sorpresa. Tenía suficientes fondos para comenzar a estudiar. Entonces fue a su casa a inscribirse en un curso para volverse juez de paz por correspondencia. Esparadrapo continuó con su trabajo como jardinero. Estudiaba de día, trabajaba de noche y apenas tenía algunas horas para dormir entre una y otra actividad. Sus esfuerzos por ser un mejor pulpo se notaban en sus ojeras. Y en uno de sus descansos, Esparadrapo tuvo un sueño revelador. Cuando se despertó para iniciar sus clases, supo que su vida cambiaría. Para empezar, no estudió sys lecciones y renunció a su trabajo de jardinero. Esparadrapo abandonó la vida que llevaba hasta entonces y se mudó a una cueva, tal y como había visto en su sueño que debía hacerlo. Se instaló en la cueva y se sentó en una piedra a esperar. Según su sueño, su barba debía crecer para que le pasaran cosas maravillosas. La barba de Esparadrapo creció generosamente y, una noche, ruidos extraños como de un motor se escucharon fuera de la cueva. ¡Una nave extracuática había aterrizado en tierra submarina! Esparadrapo y su barba dijeron “voy ahí” y salieron a inspeccionar al objeto recién llegado. Esparadrapo se encontró con un visitante llamado Jumbo Toys. Jumbo Toys dijo que estaba ahí porque meses atrás había leído su horóscopo en su planeta y el horóscopo le sugería hablarle en sueños a alguien y ayudarle a salir adelante en la vida. Esparadrapo fue el feliz seleccionado. Jumbo Toys utilizó sus habilidades psíquicas y le transfirió conocimientos a Esparadrapo para que este pudiera ejercer como juez de paz. Esparadrapo fue feliz porque además pudo afeitarse otra vez. Sin quererlo, Jumbo Toys también le transfirió conocimientos de hostelería y pudo montar un negocio doble, exitoso y ampliamente recomendado. A Jumbo Toys se le descompuso su nave y ya no pudo salir del fondo de la laguna. Esparadrapo lo contrató como su contador y ambos llevaron una vida bien casual.

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El caballo Molleja y el sabio de la montaña

Había una vez caballo que se llamaba Molleja. Vivía en una granja con él mismo. Bajo su terreno había una falla, pero Molleja no sabía. Un día, la superficie terrestre comenzó a moverse como si fuera el fin del mundo. Molleja, notable desconocedor de terremotos, huyó de su granja. Se hospedó en un hotel lejano por algunas semanas, hasta que creyó prudente regresar. Cuando regresó, se encontró con que su granja ya no existía. En su lugar, había una montaña. Por curiosidad y por no tener más que hacer con su vida, Molleja subió la montaña. Llegó a la cima dos días después. Ahí en la cima, se encontró a un viejito. El viejito se llamaba Almágano, el sabio. Molleja preguntó dónde estaba su casa, y Almágano, el sabio, respondió que bajo la montaña. Se disculpó por el incidente tectónico y le ofreció trabajo a Molleja. Molleja aceptó. Así fue como ambos montaron una televisora. Gracias a la posición privilegiada de la antena, la señal llegaba nítida a toda la región. Algunos años más tarde, la montaña resultó ser un volcán e hizo erupción, obstaculizando el tráfico aéreo de la zona por varias semanas. Con la erupción, además, Molleja y y Almágano, el sabio, salieron volando y aterrizaron a los pies del volcán. Ambos, emprendedores como eran, y a pesar de la lava, la emprendieron a golpes contra el volcán por destruir su televisora. Molleja y Almágano, el sabio, deshicieron el volcán a golpes hasta convertirlo en una pequeña cueva, de la que hicieron su nuevo hogar. Con el tiempo, Molleja descubrió que Almágano, el sabio, no sabía leer ni escribir, y Molleja decidió convertirse en su profesor. Con mucho esfuerzo, Molleja reconstruyó su granja y esta vez fue él quien le ofreció trabajo a Almágano, el sabio, como ayudante. Éste aceptó. Con la nueva granja floreciendo, se volcaron a nuevos nichos de mercado, y con técnicas innovadoras se establecieron como respetables criadores de zancudos en la región. Y vivieron felices hasta que murieron. Fin. Este cuento fue patrocinado por sismómetros La Vaquita. molleja-2 molleja-3

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El elefante Floripondio

Fábula El elefante Floripondio. Al elefante Floripondio le encantaba sobremanera comer sal con mango verde. Moraleja: tome mucha agua. Esta fábula fue patrocinada por moralejas "La Vaquita": toda enseñanza es ganancia.

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Cuento simeonístico: Margarito, el monitor.

Cuento simeonístico: Margarito, el monitor. Margarito era el último monitor antiguo que quedaba en un laboratorio de computadoras. Pasaba sus días desconectado y acumulando polvo porque ya nadie lo utilizaba. Deseaba que el CPU al que pertenecía volviera a tener conexión a internet. tal vez así, pensaba, sería tan popular como sus vecinas computadoras con monitor LCD. Una noche, Margarito decidió tomar el asunto en sus manos. Se bajó de la mesa y corrió por la sala, buscando un tomacorriente que lo hiciera sentirse vivo de nuevo. Después traería a su CPU para conectarlo también y ser el gran equipo que alguna vez fueron.  Pero apenas se enchufó, Margarito hizo cortocircuito. A la mañana siguiente, El encargado del laboratorio lo encontró y decretó que el daño en el monitor era irreparable. Sin embargo, Margarito despertó y se dio cuenta de que seguía siendo un monitor. Pero una nueva energía recorría su cuerpo a pesar de no tener un cable que lo enchufara. Por la fuerte señal Wifi que recibía, supo que estaba en el cielo. Y se vio a sí mismo siendo ya no sólo un monitor sino una computadora completa. y corrió aplicaciones por toda la eternidad.

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